Alberto Cortez Callejero

Era callejero por derecho propio;
su filosof�a de la libertad
fue ganar la suya, sin atar a otros
y sobre los otros no pasar jam�s.

Aunque fue de todos, nunca tuvo due�o
que condicionara su raz�n de ser.
Libre como el viento era nuestro perro,
nuestro y de la calle que lo vio nacer.

Era un callejero con el sol a cuestas,
fiel a su destino y a su parecer;
sin tener horario para hacer la siesta
ni rendirle cuentas al amanecer.

Era nuestro perro y era la ternura,
esa que perdemos cada d�a m�s
y era una met�fora de la aventura
que en el diccionario no se puede hallar.

Digo ""nuestro perro"" porque lo que amamos
lo consideramos nuestra propiedad
y era de los ni�os y del viejo Pablo
a quien rescataba de su soledad.

Era un callejero y era el personaje
de la puerta abierta en cualquier hogar
y era en nuestro barrio como del paisaje,
el sereno, el cura y todos los dem�s.

Era el callejero de las cosas bellas
y se fue con ellas cuando se march�;
se bebi� de golpe todas las estrellas,
se qued� dormido y ya no despert�.

Nos dej� el espacio como testamento,
lleno de nostalgia, lleno de emoci�n.
Vaga su recuerdo por los sentimientos
para derramarlos en esta canci�n.